Peñíscola es Azul, mar, redes, barcas, sal…una localidad con tradición marinera. Un modo de vida y unas costumbres entorno al mar de templadas aguas que la rodea.
all i pevre de sepia |
La pesca artesanal y el conocimiento profundo que los marineros peñíscolanos tienen de los pescados y mariscos que ofrecen sus costas son la esencia de su gastronomía marinera.
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caragol punxenc |
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cigalas |
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pulpo con patatas y all i oli |
Un legado de comidas que preparan en sus barcas, fáciles, rápidas de cocinar porque están faenando, les falta tiempo y que luego comen todos de un mismo plato.
Como ilustra el dicho popular
"...lo peix a qui s'el mereix..." (algo
así como "...el pescado sólo debe
darse a quien lo merece..."
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arroz meloso con cigalas y ortigas |

Doradas, salmonetes, langostinos, rapes, calamares, lubinas, langostas, dentones, lenguados… llegan a la lonja todos los días
Con las que cocinar delicias para festejar el paladar. All i pebre, suquet, polp en all i oli, Aros a banda, sardina en ceba, arros caldos en galeres, sardina escabetxa, fideus arrosejats….
"Padre mar, ya sabemos cómo te llamas, todas
las gaviotas reparten tu nombre en las arenas:
ahora, pórtate bien, no sacudas tus crines,
no rompas contra el cielo tu bella dentadura,
déjate por un rato de gloriosas historias.
Abre tu caja verde y déjanos a todos en las manos tu regalo de plata,
danos a cada hombre, a cada mujer y a cada niño,
un pez grande o pequeño cada día.
No lo guardes, avaro,
corriendo frío como relámpago mojado
debajo de tus olas...
(Pablo Neruda)
Recetas sencillas aderezadas con aceite de oliva, con el uso tímido, sutil de hierbas finas para resaltar el aroma.
Productos que son la base de una cocina tradicional que busca siempre los aromas y sabores naturales, con un saber heredado de muchas culturas.
Pastisets de Calabaza. |
Su delicada gastronomía es un pequeño tesoro que hay que valorar y cuidar para que sus deliciosas recetas no se pierdan en el olvido.
“La alcachofa de tierno corazón se vistió de guerrero,
erecta, construyó una pequeña cúpula, y la dulce alcachofa allí en el huerto,
vestida de guerrero, bruñida como una granada,
orgullosa, se mantiene impermeable bajo sus escamas.
Pero entonces viene María con su cesto escoge una alcachofa, no le teme,
la examina, la observa contra la luz como si fuera un huevo,
la compra, entrando a la cocina la sumerge en la olla escama por escama,
desviste la delicia y come la pacifica pasta de su corazón verde.”
(Pablo Neruda)